Llueve y es sábado por la madrugada, o es noche de viernes prolongada. Afuera la gente corre para no mojarse; siempre dudo si correr o no bajo la lluvia ¿uno se mojará menos si corre? No lo sé, por eso dudo. Adentro los muchachos bailan cuarteto y la rubia de litro corre, corre, ¿para no mojarse? No lo creo, ya lo está, y transpira.
En la puerta de este bar de turno, no importa el barrio, encuentro una estampita de SAN CAYETANO. Dice "San Cayetano ruega por nosotros, y no permitas que en nuestros hogares falte pan y trabajo."
Pan y trabajo...
La cartulina de la tarjeta está seca en el suelo mojado, tal vez porque San Cayetano no corre, se mantiene imperturbable en el dibujo, o tal vez porque estaba bajo el toldo de un negocio cerrado, no importa.
Pan y trabajo dice, y llueve, y en días la democracia elige representantes, porque el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes. Pan y trabajo parece algo que se le debe reclamar a esos representantes, por lo menos así lo establece la carta magna, la misma que dice aquello de que el pueblo no gobierna ni delibera. Eso si se cumple, no lo de los representantes, sino el comienzo del enunciado... Pan y trabajo, preferimos pedírselo a don Cayetano ¿Le pedimos que delibere y gobierne? No, pan y trabajo.
PAN, TRABAJO Y CIRCO, por favor Cayetano, así no pensamos, ¿para qué pensar?
Laburo, comida caliente viendo patinar a esos culos con puntaje, mientras al santo le prendemos la vela. Lindo hogar católico apostólico romano-argentino...
---La estampita la guardo en la billetera y corro para no mojarme mojándome.
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